Regar el patio en verano con la manguera es una bendición para mis pies y una actividad tonificante del estado físico y emocional general. A veces en la mañana y otras al atardecer, el agua del pozo fresca y caudalosa refresca el patio, limpia el suelo y lo mismo hace con mi energía, activando la circulación, y descongestionando mis meridianos y chacras. Sin duda no es una tarea que pesa, sino que aligera!.
Enseguida noto que respiro más profundo, me llegan los olores de las plantas y me invitan a continuar haciéndolo, es un contacto con el presente a través de los sentidos, entonces contemplo el color…y es otro estímulo para la vista que ensancha mi corazón.
La felicidad está en los pequeños detalles que te hacen conectar con el presente. Y el agua y las plantas tienen ese gran potencial.
Alquimia del Patio 
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